Wednesday, February 29, 2012

Desde La Paz: Los primeros 10 días

Ya son más de 10 días viajando por Bolivia y se sienten como meses en este país de recovecos andinos con enaguas coloridas que ignoran las calles polvorientas y ferias omniscientes.












Todo comenzó en un bus desde Calama subiendo y subiendo por Los Andes






El horizonte lleno de montañas y volcanes siempre nevados y una pampa multicolor con aires de haber sido fondo de océano.




Nos tomó alrededor de 15 horas llegar a Uyuni y había muy buena onda en el bus junto a la Fla y a una mezcla de turistas chilenos y locales bolivianos y un vasco extremadamente hablador que con la boca llena de coca constantemente declaraba su amor por Bolivia.




La meta era llegar al carnaval de Oruro, y contra flojas boleterías, cholitas empujonas y absoluta falta de sueño, lo logramos! Terminamos siendo un grupo de alrededor de 13 personas en esta "lucha" que hasta guitarreo con fernet tuvo en plena estación de trenes.




Y el carnaval, que en realidad dura una semana o más en toda Bolivia, en Oruro está por todas partes. Calles llenas de preparativos, de kioskos que maquillan y trenzan. De proto-diablos y arcángeles armándose de valor para las 4 horas o más de danza en subida hacia la Virgen del Socavón.
Y el resto de nosotros termitas carnavaleros horadando las calles con sus mareas de salteñas (especies de empanadas con una masa algo más dulce), salchipapas, zumos de fruta y todo tipo de platos carnívoros que aún no he aprendido ni a engullir ni a nombrar.
















De viernes a domingo estuve ahí junto con Fla que aparecía y desaparecía en las mareas estomacales que siempre acompañan estas aventuras.



También nos acompañó Johnny, un buenísimo Orureño amigo de una amiga de Fla que nos presentó y explicó gran parte del carnaval y la ciudad. Junto a él conocimos al "Tío", protector de los mineros que se encuentra en el socavón bajando a las cavernas bajo la Virgen.



Aquí en Bolivia presentar respeto a las deidades o fuerzas naturales se traduce en compartir con ellas. Por eso cuando uno toma primero le da un poco a la Pachamama y por eso cuando uno baja a ver al "Tío" le da hojitas de coca y cigarros y algo de chicha y challa y serpentina y, en fin, cualquier cosa digna de compartir.



El carnaval está lleno de significados, desde los bordados en los zapatos de los Caporales hasta las plumas usadas en los sombreros de los Suris. Muchas danzas tratan sobre la relación de los esclavos con los capataces, otras ensalzan las cualidades de animales como cóndores, osos, toros. Otras hablan sobre la lucha del bien y el mal, encarnados en los diablos y los arcángeles.



Conocimos muchos lugareños buena onda que compartieron de estos temas con nosotras.








Poco a poco las calles de Oruro se fueron convirtiendo en riachuelos de orina mezcladas con borrachines y cholitas que nunca fallaron vendiendo salteñas o hamburguesas.


Caminar por la ciudad hasta más allá del amanecer en buena compañía fue un hermoso regalo del domingo de tentaciones carnavalero.



Comencé la parte más solitaria del viaje hacia Sucre, hermosa ciudad de callejuelas coloniales que estaba convertida en una constante guerra de agua.



Sin tanto disfraz las bandas pasaban por las calles hasta tarde en la noche repitiendo "Ojos Azules" e incluso a veces desvirtuándose en canciones como la Macarena.



Me quedé sólo una noche porque quería volver pronto a Uyuni a visitar al salar.



Al día siguiente partí a Potosí que, como todos, también estaba de carnaval, en días de ch'alla. En los días de ch'alla no se trabaja si no que todo gira en torno a decorar y tomar. Todos los locales, buses, etcétera figuran llenos de flores y globos y serpentinas y hojas de maíz, y la Paceña corre de mano en mano desde las primeras horas del alba.




En vez de adentrarme en las minas decidí ir a investigar las aguas termales del "Ojo del Inca" y qué buena decisión! Junto a una pareja de chilenas penquistas que compartieron conmigo sus aventuras en la selva boliviana, nos sumergimos en las montañas de vetas minerales orgullosos de Potosí hasta llegar a este agujero redondo y redonod con aguas de 30 grados. Una delicia.













Y ya, intentando hacer el cuento algo más corto de lo que se trenza en mi mente. Llegué a Uyuni junto a nuevos amigos Martín y Aline. Ahí nos quedamos un par de noches cumpleindo misiones como: Encontrasr toures, encontrar sopas vegetarianas, encontrar linaza caliente y otros remedios para el resfrío, encontrar alojamiento económico. En algunas triunfamos y otras no, y todo siempre en medio del carnaval que invadía hasta el colgador de ropa de la hostería.







Pronto partimos al tour de 3 días al salar en un auto con 5 personas más, éramos una mezcla de chilenas, suizo, francesa, brazileñas y boliviano. Muy buena onda.




Sobre el paisaje del altiplano, palabras siempre serían pocas, aunque por aquí he encontrado a algunos poetas y novelistas que no le hacen desmedro.



Los cerros quietos, silenciosos, fatigan el horizonte. El páramo mesetil se ofrece de una desolcaión inmensa: seco, escueto, yermo, solitario.




Por mí parte me hizo sentir que todo es un reflejo de otra cosa, el cielo de la tierra, de las estrellas, los humanos, los constantes rayos y centellas. El tur era roca surrealista tras callosidades de la tierra, entre trenes abandonados y lagos hondos, hediondos que cobijan flamencos que no tienen ningún sentido. Por qué serán rosados...




Acá algunas imágenes, más que nada cortesía de la bella Aline y su maravillosa cámara todo terreno.












Y así se acaba este largísimo relato. A ver si a la próxima abarco algo menos de tiempo y lo hago más corto!


Sólo puedo decir, igual que el vasco del principio de la historia que estoy enamorada de Boliva y sus paisajes y su gente. Si por mi fiuera no habría frontera alguna en el norte. Este país, aunque atrapado geográficamente entre las montañas, la pampa y la selva sin niguna salida al mar, de muchas formas respira más aires de libertad que el pueblo chileno.

















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































4 comments:

  1. Que siga escribieeeeendo!

    Me gustó el carnaval de Oruro. Me gustó tu decisión de no ir al cerro rico en Potosí... vas a la selva?

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    1. Sii, definitivamente mejor sumergirse en las aguas que en las minas!
      Ahora parto a Coroico, pero creo que dejaré la selva selva para Perú.
      Gracias por la motivación : )

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  2. Muy poetico y a la vez descriptivo gracias! Excelente tambien la mencion al Tio Supay

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