Tuesday, April 17, 2012

Descansando en Salinas a lo Duarte-Rojas

Cambio radical.

De la selva a la costa, de dormir sobre barriles vacíos de petróleo a dormir en un hermoso camarote en un dormitorio para mí solita, de los mercados callejeros de Perú al shopping mall en Ecuador.
Cambia todo cambia...

Pasé rauda por Lima un par de días. Hermosa ciudad que apenas conocí, sólo los barrios "bien" como Miraflores y Barranco.
El mar, hermoso viejo amigo que tantísimo extrañaba. Sumergirse en playas llenas de piedras sedientas y surfistas.
Tocatas gratis de jazz, sesiones improvisadas de impro-esía, galerías, exposiciones fotográficas al aire libre. Otra cosa es con guitarra, en una gran ciudad. Y uno que es animal citadino se siente a sus anchas pedaleando donde no hay ninguna sola ciclovía.
Me gustó, pero yo qué sé, no es mucho 2 días. Me declaro ignorante.

Otro raudo paso por la frontera Tumbes/Aguas Verdes. La única mala experiencia del viaje, donde andaba yo volando bajo y un taxista digno de Salomé me engatuzó con todos sus velos de migración, pasajes de bus, peligrosidades varias. Hasta que me encontré derramando lágrimas rabiosas mientras cruzaba caminando la frontera con $30 dólares menos en el bolsillo.
Se dice que la saqué barata. Harto turbia la frontera esa....

Y una otra noche express en Guayaquil, ciudad en la que nada conocí encaminándome rápidamente aquí a Salinas donde me esperaba el cálido hogar de los Duarte-Rojas.

Rodrigo, mi multifacético-enciclopédico profesor de 3D en la U y su familia, las dos Marrell. Una más grande, sabia, alegre, siempre sonriente. Otra más pequeña, de corazón de oro.
No olvidar las/los gatitos/as: Sarihuella, Suricata y el reciéen llegado setentaycuatro (también conocido como Wolframio).






Ya llevo casi 5 días en este paraíso de tranquilidad, piscinita, lectura, harto Internete y deliciosa comida, que acá son todos eximios cocineros/as. He aprendido montones: La mermelada express, el pan del domingo, los mandalas de hilo de Luciano e Ingrid.
Henos en Salinas, donde se traspira el día entero de calor y las palmeras se menean en la costa. No he conocido mucho, algo del centro y el Malecón. También tuve una experiencia en el mall, con hamburguesas y película incluída!






Parto mañana con uno cuantos kilos de más que no van precisamente en la mochila, acumulación de literatura digital y el corazón alegre de lo bien que me han recibido y lo buenísimo que ha sido pasar mañanas y tardes junto a Rodrigo y Marrel mientras exclaman "han llegado las Quimeras" frente a sus tarros (y quien entienda eso tiene que haberlo exclamado alguna vez también).
Muchas gracias por todo queridos!


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