Friday, March 23, 2012

Descansando en Pisac



Me escapé de Cusco.
Sólo duré 2 días entre las conversaciones de logística machupicheana, las rocas gigantes intransigentes, los cánticos de "massage lady?" y los techos de tejas rojas.

Sólo saqué una foto, que en realidad no refleja mucho la ciudad, sólo su mercado (que pese a lo turístic, Cusco no deja de tener sus hermosos barrios de mercados con ceviche de jurel y cabezas de vaca).






Así que me vine Pisac, portada del Valle Sagrado, tierra fértil donde los Incas tenían sus sembradíos y muchas más ruinas, observatorios, baños ritulísticos. Y es que en esta culturas andinas la vida misma es ritualística y preciera a veces que a nosotros nos falta un poco más de eso y menos de esto:






Lo de atrás es una chacana, símbolo quechua/aymara que me tiene fascinada y que acá se encuentra por doquier. Básicamente significa un portal, un puente, un cruce entre planos y dimensiones. Un arcoiris puede ser una chacana, el ser humano es una gran chacana que conecta mundos, un rayo conectando el cielo y la tierra. En fin...


Pisac es un paraíso cartesiano de ángulos y figuras geométricas. Calles divididas en dos por canaletas entre piedrecillas que masajean los pies dibujando cóndores y maíces.
Otro nuevo estilode tejidos y cholitas, que acá la vestimenta va cargada de información. que si eres soltera llevas flores rojas sobre tu sombrero de enaguas anaranjadas, casadas blancas, viuda el sombrero es negro.
Hay una feria supuestamente "dominguera" pero que en realidad se pone todos los días a las 6 de la mañana y luego se saca a las 7 de la noche. Es enorme, bellísima, todo me lo llevaría, pero sólo me siento a observar como se trenzan los telares. Desde pequeñistas haciéndolos, ya a ciegas entre risas y chismes que no entiendo porque están en quechua.









Hoy desperté a las 5.30 m para ir a recorrer las gigntescas y empinadas ruinas de Pisac gratis.


No sé si me gustaron más las ruinas o la experiencia de caminar por el pueblo brumoso a esa hora entre los campanazos y la gente que corría cargando grndes mesas a la espalda para poner sus puestos.


















Estoy cansada, así que me quedo aquí unos días. Perú ha sido un constante correr de aquí para allá y la verdad el tiempo vuela y pronto debo estar en Ecuador donde espera el descanso : )

Sunday, March 18, 2012

Perú: Puno y Cañón del Colca



Los últimos días aquí en Perú han sido en extremo caminados.
Sigo viajando con Dani aunque hoy ya nos separamos.

Estuvimos en Puno 2 días, descubriendo de a poco las diferencias que ya en pueblos fronterizos se notan entre Bolivia y Perú. Puno también está en la costa del lago, colorida costa sembrada de quínoas en degradé rojo, amarillo, violeta y los repollos que son las faldas de las cholitas con sus capas verdes, estampadas, blancas, agachadas cosechando papas y habas.

Muchas de las imágenes aquí son cortesía de Dani.
En Puno, como anti-turistas que somos, nos quedamos en un par de hostales de dudosa reputación como el "Dulces Sueños" donde te despiertan los grupetes gritones de noche y los niños juguetones bien temprano en la mañana.


En vez de ir a las islas flotantes de totora, nos fuimos a descubrir pequeños pueblos (Chucuito) y ruinas (Cutimbo) en las cercanías. Chucuito era hermoso pueblo colonial, como casi todos acá en Perú donde la influencia española se nota mucho más que en Bolivia. Era divertido que tenía su plaza principal con arcos y cruces y luego subiendo una hermosa calle rodeada de casas de piedras y plantaciones, se llegaba a una versión en miniatura de la misma plaza.


Cutimbo eran unos chullpas, especies de torres funerarias, impresionantes por las formas de las piedras que las hacían redondeadas y cuadradas y por el gran tamaño y por el entorno maravilloso. Estábamos completamente solos viendo el atardecer sobre montañas de cumbres planas encima de los campos medios inundados llenos de espejos de agua reflejando el cielo. Y pájaros por doquier que seguramente ya han encontrado un buen hogar dentro de los chullpas, tumbas que vuelven a la vida con el trinar.
Puno también tenía su magia. Nos la pasamos recorriendo mercados y comiendo todo lo que encontrábamos a nuestro paso. Carbohidratos a la vena. El típico plato de comida suele venir con arroz, papas fritas, chuño (papa congelada y luego secada), papas cocidas y a veces incluso tallarines!
Los precios de la comida son bien extraños. Sale más barato comerse uno de esos menúes con fritanga y carbohidratos y sopita (2 soles) que comprarse un pan y un tomate y una palta.
También comienzan ya otro tipo de artesanías y vestimentas y hasta pájaros acuáticos...




Salir de Puno fue toda una aventura. Había una huelga de mineros independientes que tenían bloqueada como 10 kms de la carretera. Como ya queríamos comenzar a movernos tomamos los bolsos y caminamos como una hora y media a través del bloqueo. Hasta nos entrevistaron.
Era impresionante ver las rocotas y restos de fogatas que había en la calle. Una mezcla de huelguistas, policías que se los intentaban llevar y limpiar, otros locales limpiando y otros como nosotros (no turistas, sólo vimos uno de esos) que tan sólo querían llegar al otro lado.


Más tarde supimos que hubo alrededor de 3 muertos y no sé cuántos heridos en la huelga que duró como 3 días también. La verdad mientras nosotros pasamos apenas notamos la tensión, íbamos más bien mirando el paisaje y despidiéndonos del Titicaca.
Fue un día de viaje y caminata y espera en la carretera para finalmente llegar a oscuras a Chivay en el Cañón del Colca.

El Cañón es el segundo más profundo del mundo (alrededor de 3400 metros), el primero está al ladito, aunque hasta ahí no llegamos. Es hermoso de tierra fertil y pueblitos pequeños con aguas termales y coloridos vestuarios y artesanías cosidas a máquina.


Las mujeres aquí ya no las llamaría cholitas, en realidad no sé si les dicen de alguna forma. Ya tienen rasgos y actitudes diferentes a las de Bolivia (y bueno, somos todas distintas sin importar de donde vengamos). También llevan sus aguayos, que creo que aquí ya se llaman "llijlla" en la espalda con hierbas y niños y lo que sa que deban cargar. Y también llevan polleras de varias capas. Pero todas las telas llevan bordes bordadísimos llenos de detalles, también los sombreros y también unas chaquetitas sin mangas sobre blusas blancas y brillantes. Hermosas.
También hay má conversación que en Bolivia, la gente parece ser algo menos reservada, más parecida a Chile, con las típicas bromas a flor de piel. Yo me declaro agradecida todo el tiempo de compartir el mismo idioma, posibilita tantas aperturas de puertas y ventanas.

Nos quedamos un noche en Chivay, el primer pueblo, y luego partimos al "Oasis", en el foondo del cañón. Una bajadita empinadísima, culebreando en un pequeño zig-zag lleno de rocas y pedruscos.
El cañón es grandioso, inabarcable de montañas rojas, amarillas, verdes, negras de trozos grandes de anguloso grafito acumulado, como si se le hubiera caíddo a los dioses jugando a los palitos chinos (o como se llame ese juego).
Qué podríamos ver si estas montañas se levantaran las faldas. Piedras llanas, sagradas y preciosas surcadas por raíces de cactasias alucinógenas, alimenticias, hierbas venenosas y con olor a detergente. Riachuelos subterraneos tallados por el chillido de los pájaros de media tardee y el rugido incesante del Colca que corre con claridad de miras al fondo, bien al fondo del cañón.

El Oasis de Sangalle, tal cual. Con piscinitas de agua tibia y cabañas medio tropicales. Un clima súper templado en la parte baja del cañón, especialmente comparado con el frío que hace en los pueblos de arriba a casi 4 mil metros de altura.


Por la mañana ya nos queríamos quedar instalados en ese paraíso gozando de la piscinita deliciosa, pero partimos a perdernos entre los pueblos bajos.
Y tal cual. Era mucha caminata ese día. Harto que sibir y que bajar para llegar de vuelta a Cabanaconde. Y nosotros obviamente nos perdimos (yo ya estoy entregada al hecho que me pierdo en todas partes, pero siempre algo bueno se encuentra!). Seguramente ccaminamos casi 2 horas más de la cuenta y, nuevamente los anti-turistas, nos metimos por el camino "exclusivo de los locales", que obviamente jamás estuvo señalizado.
Estuvo genial. Como DAni es fito-fílico en varios sentidos y niveles, veníamos probando cuanta cosa se nos cruzara en el camino: Aloe del verdadero (con flor amarilla, nunca probarlo, asqueroso!), granadas, manzanas, membrillos, espuelas de caballero, tunas de múltiples colores y otras cosas que ni sé cómo se llaman. Buenísimo turismo culinario! Que es en realidad lo que hemos estado haciendo por doquier. Que llegamos a un lugar y o comemos o hablamos de comida...

En fin, ya debo terminar que me echan. Ese día aminamos sin parar de las 10 de la mañana a las 7 de la tarde con una buena subidota coronada por un cóndor peligrosamente cercano al final.

Al otro día hicimos algo de tursimo cementérico por los pueblitos del Colca...




Y ya, ahora en Arequipa disfrutando de nuevos colores y sabores y olores y yo parto a la noche a Cuzco, mundo mega turístico!













Tuesday, March 13, 2012

Isla del Sol

Ya en el bote camino a la isla iba yo un poco agotada de lo turístico que era de todo desde Copacabana. Para más remate me equivoqué de destino en la isla, yo debería haber ido al lado norte donde estaba el alojamiento barato y con cocina, pero llegué al lado sur.
Pero bueno, como siempre que uno se pierde, otras cosas encontré : )


Entre el enjambre de niños ultra pequeños que te ofrecen alojamiento, uno logró atraparme con la promesa de alojamiento barato y disponibilidad de cocina (lo más importante du mundu!). Y claro, además tuvo la paciencia de acompañarme los 50 o algo así jadeantes minutos que me tomó subir la empinadísima Escalera del Inca. Y es que escalar a 4 mil metros de altura no es juego de niños! O más bien lo es, pero sólo de los niños de la isla.
Yo ya me tropezaba con cada rincón entre cansada y embobada por el detalle de la escalera misma. Cada piedra bien puestita en su lugar para los incas que venían de viaje espiritual. Tanto más llena de significado y cariño que una alfombra roja.

En el camino al alojamiento y ahí mismo conocí al encantador Dani, un gallego que me dice que es chef, pero no sé si creerle luego de dos noches de intentar cocinar arroz y quínoa durante más de 40 minutos y no lograrlos (él lo achaca a la altura, yo la verdad no sé...)
Y el primer atardecer ya me dejó boquiabierta viendo el nevado del Illampu desde el mirador y más tarde una luna casi llena asomándose sobre el lago dibujando el místico camino de plata.



Al día siguiente con Dani caminamos al lado norte de la isla bajo un sol radiante que nos dejó más que bronceados.
La isla entera es un puzzle de terrazas sembradas con habas, maíz, papa y quínoa. Las familias trabajan juntas durante el día, más que nada arando mientras estuvimos ahí. Y uno que camina sobre estas piedras llenas de fósiles y huellas dactilares del tiempo.




Y hay mucha historia en la isla, pero lo cierto es que fue poco lo que aprendimos. Visitamos las ruinas de las piedras sagradas y yo no podía dejar de pensar que cada piedra de esa isla era sagrada. O los laberínticos templos del sol donde los incas iban a meditar, y nosotros, espiritualidad vana, no podíamos evitar distraernos con las playas mediterráneas que parecían llamarnos a gritos.


Fue suerte divina la nuestra de dos días de sol intenso en la isla, cuando hace casi un mes que venía lloviendo todos los días. Y cada atardecer más lindo que el anterior con pagodas de nubes dibujadas en el horizonte.


La gente de la isla también es muy especial. Parecen ser algo más abiertos que la mayoría de los bolivianos que son súper reservados. Y todos trabajando arduo en el campo.
El segundo día, subiendo de una hermosa bahía que encontramos y en la que estuvimos horas de chapuzones y jugar con las piedras de todas formas y colores y fósiles y minerales.
Íbamos subiendo detrás de unacholita que habrá tenido unos 50-60 años y llevaba en su espalda el agüayo cargadísimo de habas. Yo, ser galante, le repetía que le ayudaba, que me diera la mitad y ella no me pescaba mucho. Cuando se dio vuelta finalmente y vio a Dani decidió que bueno, que un hombre sí, y le pasó el cargamento que al parecer andaba por los 15 kilos.
Y así es la cosa. Subiendo y bajando con los productos de la tierra y el ganado el día entero.





Estuvo hermoso el tiempo en la isla, como un pequeño veranito playero. Pese a que no aprendí mucho de su historia, una vez más me sorprende la variedad de geografía de Bolivia, que aunque sin mar cuenta con estas playas paradisíacas.

Y ya eso fue el fin de Bolivia para mí. 3 días menos de un mes y me quedaría al menos uno más pues muchisisísimo me faltó por conocer. Y el conocer nunca termina...

Ahora en Puno. Ya medio alucinada con el cambio en la variedad de comida y eso que aún estamos en el lago.
Ya se verá adónde se dirige el bote, que el país entero parece estar sumido en el mundo de los aluviones y las lloviznas constantes.



Saturday, March 10, 2012

Sorata y Copacabana

Sorata fue como un lapsus de nubecilla negra pasando sobre el sol. No proque haya sido una mala experiencia, sino porque fue cortita y bien llovida!

Para llegar también hay que escalar a las cimas de La Paz, pero esta vez por "El Alto", espacio que se define como ciudad independiente de La Paz, lo que es extraño porque está ahí mismito cerniéndose sobre ella siempre. Pero vaya a saber uno lo que define realmente a una ciudad, el espacio geográfico? La cohesión comunitaria?
De eso tiene harto. De hecho, casi todo el alto (millón y medio de habitantes) estaba marchando para exigir la pena de muerte para los "cogoteros" que han estado dejando estragos en el último tiempo. Los Amautas (que son algo así como los machis andinos), hacían ofrendas y peticiones a los dioses para castigarlos.

En fin, se sale de La Paz por El Alto y también se pasa por altiplanicies pero esta vez más llenas de pastizales y ganados y coloridas cholitas moteando el paisaje.
Y ya luego a bajar, pero no a los yungas selváticos como en Coroico, sino a los Valles, que también se agazapan entre los cerros con su verde, pero otro verde, más seco, más lleno de eucaliptus y maizales.
Si Coroico es como una especie de axila geográfica, Sorata vendría siendo como la pendiente de la clávicula, o quizás la parte de atrás del codo. Con sus ríos torrentosos y sus flores primaverales. Me recordó un poco al Maipo.



Yo iba con la itnención de trabajar de voluntaria en una huerta orgánica, pero los dados siempre esconden otra suerte. Me perdí bastante por las empinadas calles de Sorata bajo la lluvia y en el barro con mi gorda de mochila en la espalda. Hasta que descendiendo descendiendo descendiendo encontré mi lugar. Pero ya no había espacio para voluntarios, que 3 argentinos ya se habían tomado ese rol. Sólo había alojamiento barato y la oportunidad de compartir cocina con estos tres chicos que resultaron ser muy buena onda.
Estuve ahí dos días, en el enclave entre dos ríos, en palabras del dueño de casa: El Tigris y el Eúfrates, al igual que el edén. Y a falta de voluntariado le entré a la práctica de quena (poco a poco van saliendo las ntoas altas y bajas), a la costura del cuaderno experimental y a la lectura de un maravilloso libro llamado "Filosofía Andina".



Creo que casi la única foto que saqué en el lugar fue del cuadernito experimental y de estos hermosos bicharracos que decidieron aparearse en nuestro cuarto.




Al segundo día me encontré con que los chicos se iban después del desayuno y sin pensar mucho los seguí ya que Sorata no estaba muy apacible con la infinita cantidad de lluvia y barro. Más tarde me enteraría del culebrón del que íbamos escapando. Sólo puedo decir que no es recomendable liarse con la mujer del dueño de casa (incluso si éste está escondido detrás de la puerta incitando a la acción!).

Bajo la lluvia hacer esa subidota con la mochila al hombro. Y yo que me creo en tan buen estado físico figuraba con la cabeza entre las rodillas para evitar el mareo cada tantos metros mientras las señoras, viejitas, pasaban tranquilas con sus aguayos cargados a la espalda. Qué herida al orgullo! Que en realidad no sirve para nada tampoco...

Nos embarcamos rumbo a La Paz y yo me bajé en Huarina para encontrar mi próximo destino: Isla del Sol. Por suerte pasó un bus en como media hora rumbo a Copacabana, porque estaba esperando junto a un control militar y al parecer me vieron cara de entretenimiento porque me decían cosas en aimara y luego se reían y luego me preguntaban si bailaba y se reían, y yo jamás entendí el chiste...

A Copacabana llegué cruzando primero un ferry que hasta el bus se tuvo que tomar.




Mojada y enfriada y sorprendida por los precios de las cosas en esa ciudad mega turística portal del Titicaca. Una gran catedral fue todo mi turisteo realmente, mucho oro y unos grabados hermosos en las puertas.


Y ya, con muchas ganas de partir rumbo a la isla, que es otra historia...


Tuesday, March 6, 2012

La Paz y Coroico

Llegué a La Paz con Martín un domingo. Cuenca profunda rebalsada de población hasta las más altas cimas. Desde casi cualquier recoveco se ve al gran guardián de cumbres blancas, el Illimani. Y asu alrededor, en círculo, tantos otros, ningun tan grande, el resto rocas verdes y rojizas llenas de pliegues y construcciones de ladrillo.
Hoy le quería sacar una foto al macizo, pero llueve y está nublado y todo el mundo corre y las cholitas llevan el sombrero hongo tapado con bolsa plástica. Así que tomo prestada foto ajena : )

(cortesía de lostiempos.com, bello no?)

Como era domingo y pensé que por eso había feria en las calles. Error. La Paz es una gran feria en la calle. Todo se encuentra ahí: Agua, frutas, verduras, libros, ropa interior, instrumentos musicales, pescados (truchas del lago), cabezas de vaca y otras presas, nómbrelo usted...
Incluso artículos de brujería en la zona que llaman "el mercado de las brujas". Ahí los puestitos venden adminículos para ofrendar como fetos de llama, pequeñas botellas de licor, billetes en miniatura. También sustancias para quitar el miedo o viajar un poco como wachuma (cactus de San Pedro) y otras plantas y semillas psicodélicas.
De vez en cuando se ve partir a una pareja de turistas con cara de pillos bolsita en mano.



La ciudad está buena para perderse. Y donde quiera que uno termine habrá una feria. Los puestos son todos atendidos por cholitas de anchas faldas y delantales. Los hombres algunos veleros (vendiendo velas), otros sentados en la esquina esperando que alguien apele a los letreros en sus mochilas (gásfiter, cañerías, etc). Algunos jòvenes andan por ahí con pasamontañas lustrando botas... cubrirse el rostro para abrillantar el caminar ajeno.
Y la plaza Murillo llena de palomas que andan como nosotros picoteando migajas de otras experiencias.

Harto de cultura también le lleva. Gracias al nuevo amigo Joseph descubrí el Museo de Instrumentos Musicales (gracias!) . No sólo tenían una colección alucinante de instrumentos (guitarras de cinco mangos, zampoñas de pluma de cóndor, quenas y charangos de todo tipo de material y grabados), sino que además permitían a los visitantes tocar un montón de ellos. Así con Martín pasamos un buen rato tañendo el arpa de piano, tocando el yembé y haciéndole intentos a sendas trompetas.
Bolivia es tierra de gran riqueza musical, mientras más tiempo paso aquí, más sonidos y talentos voy descubriendo.






El Museo de Etnografía no se quedaba tan atrás con su colección de máscaras de carnaval y trajes hechos de plumas. Enteros. Entramados de plumas de todos colores para conformar un traje. Y colección de textiles de todos los "suyos" (incluyendo zonas de Perú y Chile). Delicadas explosiones antropo-zoo y fito mórficas rodeando patrones de fina geometría que seguramente reverberaba en sueños al creador.



Estuve como 3 días en la ciudad, cazando libros, caminando por las callesicas, comiendo mucha fruta y ensalada.
Me gusta La Paz, pero ya no da más.
A los yungas me lanzo,
a ver si los trópicos alcanzo.
En fin...

Coroico

Para ir a Coroico desde La Paz hay que subir a la cima de una de estas montañas que rodea la cuenca y luego comenzar a bajar. El paisaje es increíble. En las cumbres es una especie de pampa con montañas nevadas que se ciernen como guardianes, y ya de bajada la naturaleza comienza a cambiar gradual pero radiccalmente.



De rocas rojas y peladas comienzan a aparecer prístinas cascadas en cada rincón, y de a poco a crecer el musgo, y los helechos y ya de lleno el bosque (o "el monte" como le llaman acá). No es selva aún, pero ya abundan los plátanos y buganvilias, hibiscos, papayos, mangos y tantos otros que aún no conozco.
Y todo pliegues y valles que se hunden entre las montañas que tienen un lago de brumas que va y viene durante el día cambiando el paisaje. Cascadas que hacen ríos, cascadas que se esconden en la tierra, cascadas que se esconden tras las nubes. Belezza.

"En una sacudida cósmica se disuelven la piedra y el hielo, de la cordillera. Se quebrantan y paren profundos cañadones, gargantas y desfiladeros donde se encajonan los ríos. El horizonte, estrangulado, se limita entre los cerros que se aglomeran y embtçravecen con su fecundidad. La atmósfera tiene espesor de resina, perfume de floresta eclosionada, ardor y esplendor de la naturaleza que derrocha su joven locura vegetal."
(Altiplano, Botelho Gosálvez)

En el camino me tocó la buena fortuna de conocer a Carlos, gran trovador que me alojó la primera noche junto a su esposa Liddy. Ya más feliz no podía estar yo después de una noche con paella, vino de Bordeaux y el guitarreo del alma de Carlos.
Una casota grande con vista a los abismos, decorada con nidos de "uchis" (una especie de urraca de cola amarilla) que más parecen lágrimas de bosque.


Los siguientes días los pasé en casa de José, talentoso charanguero, constructor, artista, colibrí. Ahí colaboré un poquito en la construcción de la cabaña con el baño más hermoso del mundo con paredes de vidrios y botellas. Todas las cabañas de José y el espacio en general tienen una vibra buenísima, llena de luz.






Así que ahí me quedé disfrutando de la vista, la piscina, la comida, la música y la buena compañía. También se quedaban en una cabaña Ángel, Marie y la pequeña Roraima, geniales nuevos amigos que me enseñaron unos buenos nudos de macramé para seguir aprendiendo.
Agradecida absoluta.
Del pueblo no conocí mucho porque para qué moverse del paraíso. Una caminata y bañada bajo una de las múltiples cascadas solamente.


Sí fuimos a almorzar una vez al pueblo . Sopa de maní! Al fin la probé... qué delicia.
Coroico definitivamente se plantea como un lugar para venir a quedarse por un bueen tiempo.

Una noche ch'allamos para inaugurar la nueva cabaña. Intensa la ch'alla. La idea es celebrar con el nuevo espacio: Tomar, pichar (mascar) coca con yicta (lejía), fumar cigarros y decorar con serpentinas y lanzar cuetes y lentejas doradas para la buena fortuna.
Ángel y José tocaron bellas tonadas para darle buena vibra a la casa y después continuaron en un viaje musical por Bolivia y Venezuela.


Mientras más tiempo paso aquí más aprendo y me impresiono la cantidad y variedad de música que existe en Bolivia. Verdaderos maestros del charango, la quena y la zampoña con un sabor completamente diferente al chileno. Algunos nombres por investigar aún: Savia Nueva (donde tocaba Carlos), Música de maestros, Kala Marka, y bueno, muchos más debe haber...

Me costó irme de Coroico. Pasamos a despedirnos de Carlos y Liddy tomando el café de la cafetera más hermosa que he presenciado. Digna de alquimista. Otro tesorio de la France de Liddy que con su voz de puma hilaba historias entre humos de cigarros.





El viaje de vuelta también estuvo bueno. En el bus conocí a los "chicos de rojo". Juan y su hijo que venían caminando hace 3 días para llegar a Coroico. Juan rera un baúl de aventuras que resultaba conocer Chile mucho mejor que yo. Desde las cumbres de Ojos del Salado, el Aconcagua, pasando por la Fuente Alemana y el pastel de choclo hasta Fitz Roy.
Fue un viaje escuchar sus historias de haber participado en el primer vuelo a Rapa Nui y haber tocado en la carpa de la Violeta quien le rompió una guitarra en la cabeza!
Qué manera de haber músicos aventureros y viajeros por acá.

Ahora me encamino a Sorata a ver si encuentro alguna oportunidad de voluntariado que ya tengo ganas de hacerme útil un rato. Y ya pronto al Perú. Cuesta montones salir de este hermoso país. Me quedaría mucho más!