Sólo duré 2 días entre las conversaciones de logística machupicheana, las rocas gigantes intransigentes, los cánticos de "massage lady?" y los techos de tejas rojas.
Sólo saqué una foto, que en realidad no refleja mucho la ciudad, sólo su mercado (que pese a lo turístic, Cusco no deja de tener sus hermosos barrios de mercados con ceviche de jurel y cabezas de vaca).
Así que me vine Pisac, portada del Valle Sagrado, tierra fértil donde los Incas tenían sus sembradíos y muchas más ruinas, observatorios, baños ritulísticos. Y es que en esta culturas andinas la vida misma es ritualística y preciera a veces que a nosotros nos falta un poco más de eso y menos de esto:
Lo de atrás es una chacana, símbolo quechua/aymara que me tiene fascinada y que acá se encuentra por doquier. Básicamente significa un portal, un puente, un cruce entre planos y dimensiones. Un arcoiris puede ser una chacana, el ser humano es una gran chacana que conecta mundos, un rayo conectando el cielo y la tierra. En fin...
Pisac es un paraíso cartesiano de ángulos y figuras geométricas. Calles divididas en dos por canaletas entre piedrecillas que masajean los pies dibujando cóndores y maíces.
Otro nuevo estilode tejidos y cholitas, que acá la vestimenta va cargada de información. que si eres soltera llevas flores rojas sobre tu sombrero de enaguas anaranjadas, casadas blancas, viuda el sombrero es negro.
Hay una feria supuestamente "dominguera" pero que en realidad se pone todos los días a las 6 de la mañana y luego se saca a las 7 de la noche. Es enorme, bellísima, todo me lo llevaría, pero sólo me siento a observar como se trenzan los telares. Desde pequeñistas haciéndolos, ya a ciegas entre risas y chismes que no entiendo porque están en quechua.
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