Llevo una semana recorriendo un pequeño trozo del Sud-Oeste de gringoland. Más que nada desiertos. Desiertos llenos de cactus y serpientes. Desiertos llenos de coloridos cañones tallados por ríos. Desiertos con zonas de bosques nevados y ciervos!
Si antes yo hubiera sabido que todo esto caía dentro del concepto de "desierto", ya hace tiempo que hubiera dejado de confiar en el significado de las palabras...
Todo comenzó con la despedida de mi hermano en el concierto de Roger Waters. The Wall. Magnificéntico espectáculo con todo tipo de zafarmañas pirotecnisantes. Y me dejó pensando. En el tema de las paredes.
En el camino al primer cañón también me encontré con otro que me dejó pensando. Paolo Soleri y su concepto de "arcología" (ecología y arquitectura.)
Estuve principalmente en tres parques cañonudos, para llegar a la conclusión que, aunque tú seas un cañón grandioso, lleno de detalles y colores únicos, siempre habrán otros cañones, también grandiosos y llenos de detalles y colores únicos.
Ahhh, la multiplicidad...
Y es que los cañones le ponen a uno en ánimo filosófico, con sus vitrinas de tiempo y sus test de Roscharsch tridimensionales (o cuatridimensionales? u oncedimensionales?).
Pasa también que en el hermoso último parque, Bryce Canyon, justo había un Festival de Astronomía y mucho de filosofar sobre el tiempo y el espacio y el sonido que emiten dos agujeros negros al chocar el uno con el otro. Es un sonido minimalista y con mucha menos personalidad de lo que tal evento celestial promete.
El Gran Cañón. Enorme, severo, profundo y muy soleado. Pinos Ponderosa que no se deciden a sacar las patitas de la nieve. Serpientes celosas y ardillas irrespetuosas. Atardeceres de fuego azul.
Hice una caminata de uns 6-7 horas. Hermosa. Bajé unos 1500 metros sin alcanzar a llegar al río que está bastante más abajo, pero sí a unas hermosas cascadas. Era tanto el calor que uno se podía meter con toda la ropa bajo la cascada y caminando se secaba en unos pocos minutos...
Luego Zion. Ya su nombre le da toda una energía al lugar. Arenisca tallada por el río Virgen que en su crecida arrasa con todos los caminos formando nuevos cañones. Algunos altos delgados y húmedos (incluso alga en las paredes tenían!), otros enormes llenos de cerros con diferentes diseños. Juguetones.
Perfecto para caminar a pie pelado sobre la piedra limada y la arena. Para escalar obstáculos intentando encontrar el final inexistnte de cañones escondidos.
Y luego Bryce (gracias a Duarte por contarme de este hermoso lugar!). Aquí "acampé" en mi auto. Medio helado durante la noche increíblemente estrellada. Pero de día grandioso con sus "chimeneas de bruja" con todas las formas imaginables.
Bellísimo complementar la meditación de la lenta caminata entre estas moles interpretativas, con las ideas e imágenes de los astrónomos que de noche compartían sus telescopias. Mirar a Saturno. Tiernísimo y clarito tal cual con si anillo. A galaxias que se encuentrasn a millones de años de distancia. A clusters y nebulosas. Puras escalas espacio-temporales. El hombre casi siempre se cree la medida, pero las existen de infinitos tamaños, extensiones, colores, sonidos, texturas. Cada día me vuelvo más mismísimamente relativista...
Y la guinda de la torta. El eclipse anular. El "anillo de fuego". Y es tan grande el sol que, pese a que sólo era un anillo, apenas y se oscureció un poco el mundo.
Y pensar que toda nuestra galaxia gira alrededor de un agujero negro...
Ahora en Las Vegas luego de un día de manejar sumida en 40 grados celsius por caminos como el "Valle de Fuego".
Ya de vueta en mi hostal con las orejas sordas con las luces de los casinos y los ojos cansados de la cantidad de música y acentos en la calle. Este es el parque nacional humano. Puras formaciones de carne, neurona, tendón y hueso caminantes.
Creo que el sol me pegó un poco fuerte hoy...
Si me quedara más días en LV pasaría muchas horas sentada con una chela al lado de la ecléctica fuente del Bellaggio o andaría en bus de arriba para abajo riendo con los ciudadanos dicharacheros.